~ JUAN de LUCIO DELGADO~
En los primeros meses que llevo en Finlandia mi labor se centra en rezar, aprender el idioma, querer a las personas que Dios va poniendo en mi camino y tratar de conocer la nueva cultura en la que me encuentro. La inculturación es un paso necesario para llevar el mensaje de Jesucristo allí donde no lo conocen. Sin embargo, yo estoy en un país donde se predicó el Evangelio por primera vez en el siglo XI. A partir de la Reforma protestante de Martín Lutero el país entró por entero ella, hasta el punto de que fue el único país nórdico donde llegó a desaparecer todo atisbo de catolicismo. Por lo tanto la misión en la que estoy inmerso no es que se encuentre en la definición del lugar en donde no ha llegado la Buena Nueva sino más bien estoy en aquel donde llegó y va retrocediendo a gran velocidad.
En el país solo hay una diócesis católica, que corresponde con la extensión de la nación, en la que hay siete parroquias. El número de católicos apenas alcanza los trece mil en una población de cinco millones de habitantes. La gran mayoría de los católicos son de procedencia extranjera aunque también hay finlandeses.
Tras la breve panorámica de lo que es el país respecto a la fe católica, diré que mi labor se desarrolla en una de las dos parroquias que hay en Helsinki. En ella puedo acompañar en la fe a algunas personas de lengua española. Suelo ir una vez a la semana a celebrar la Eucaristía en finlandés a un monasterio de carmelitas descalzas, también cuando me toca me desplazo a las diásporas que la parroquia tiene encomendada a celebrar la misa dominical, pero como no domino el idioma, a veces las homilías son leídas o alguien me traduce en el momento. También voy a la otra parroquia a atender a la comunidad hispanohablante celebrando la misa y confesando una vez al mes. He tenido varios encuentros con parroquias luteranas, con la finalidad de conocernos más luteranos y católicos. En este tiempo he podido ir a dos hospitales a visitar a personas católicas o a personas que no lo son pero tienen algún familiar católico. He dado alguna charla de formación con traducción simultánea, he visitado casas para bendecirlas. En definitiva esto es lo que puedo contar de mis primeros meses en este país que me ha acogido, como veis es un periodo en el que toca crecer por dentro.