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~ LAURA MARCOS ~

UN VERANO DIFERENTE

Laura Marcos, estudiante de 4º de Enfermería, es una de los muchos jóvenes que cada año deciden dedicar parte de su verano a los demás. Desde mediados de julio hasta finales de agosto estuvo de voluntaria en Senegal con un grupo de cuatro maestras, una periodista y otras dos estudiantes de Enfermería.

 

Las enfermeras –explica Laura– estábamos en un dispensario médico haciendo actividades con los niños mientras sus madres hacían talleres de tinte y jabón, y aunque para ella el idioma –francés– fue una dificultad, estuvo recibiendo clases todo el año, para desenvolverse lo mejor posible. «Mi principal objetivo es aprender» –explicaba Laura antes de irse–, pero no sólo a nivel teórico, sino a «valorar más las cosas formando parte de una cultura diferente». Llevaba tiempo planteándose la experiencia, y ahora que la asociación Anvó Africam en colaboración con la Red Azul de Solidaridad le ha dado la oportunidad y ve todo lo que se puede hacer, Laura siente que su pequeña aportación no es suficiente. Por eso –afirma–, admira la labor que todas esas ONGs y asociaciones llevan a cabo. 

 

Y Laura no es la única burgalesa que se marchado a tierras africanas este último verano. Con el apoyo de los Focolares, un grupo de ocho universitarias vivieron una experiencia parecida en Kenia y Tanzania, junto con otros jóvenes europeos y africanos. Ellas pasaron unos días en una aldea cerca de Nairobi, conociendo a la comunidad y realizando actividades y trabajos artesanales, para después separarse en pequeños grupos en Tanzania, donde desempeñaron distintas acciones sociales: actividades con los niños después de la escuela, en un orfanato o en un centro de niños con discapacidades. «Las ganas y la ilusión eran inmensas», explica María Sánchez, y sólo querían una cosa: «Ayudar todo lo que sea posible». Los preparativos para poder ir incluyeron vacunas (la de la fiebre amarilla, hepatitis A, meningitis tetravalente, y las orales contra la fiebre tifoidea, cólera y malaria) y aunque alguna tenía pánico a las agujas –cuenta María- se lo tomaban siempre con buen humor y lo veían ese pequeño sufrimiento como parte de la labor que más tarde realizarían allí.

 

Publicado en la revista Ciudad Nueva por Mª Teresa Ausín.

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"Cristo no llama a los cualificados, cualifica a los que llama"

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